La navidad, normalmente, conlleva acercamiento a familiares, amigos, parejas y seres queridos. Mucha gente festeja estas fechas en reuniones con todos estos seres queridos, fomentando los encuentros y el intercambio de afectos, la alegría de volver a ver a esas personas y compartir muestras de cariño y confraternizar tanto como se pueda. En consecuencia, afloran sentimientos de unión, familia, amor, amistad, y sobre todo ilusión por dar y recibir tiempo, cariño, detalles afectuosos, recordarles y recordarnos que tenemos vínculos que nos unen y nos hacen ser parte de una familia, pareja o grupos de diversas índoles, pero al fin y al cabo pertenecemos a una misma unidad que debemos intentar mantener en las mejores condiciones posibles.
Ya decía Aristóteles que, el ser humano es un ser social por naturaleza, usaba esta frase para indicar que nacemos con la característica social y la vamos desarrollando a lo largo de nuestra vida, ya que necesitamos de los otros para sobrevivir. Podríamos asumir el contenido de esta aseveración como posible justificación de esa necesidad y ganas que tenemos en navidad de reunirnos con la gente que queremos. Esas reuniones nos permiten dar y recibir gestos de cariño y afecto, así se cumpliría ese pensamiento aristotélico, que manifiesta que el ser humano aprende con las experiencias vividas.
Esta necesidad de acercarnos a nuestros seres queridos, de socializar con ellos y compartir momentos en familia y amistad se ve afectada con las amenazas de la pandemia por covid-19 y sus diversas cepas, como la nueva variante ómicron que amenaza con expandirse rápidamente en las próximas reuniones navideñas.
Durante estas navidades, mucha gente evitará reunirse con sus seres queridos, bien para no contagiarse o bien para no contagiar el virus del covid-19. No serán momentos fáciles, todo lo contrario, se hará difícil no ver a los seres queridos, no tenerlos cerca, más difícil será si ha fallecido algún ser querido por covid-19 o cualquier otro motivo, no son fechas muy fáciles para intentar asimilar la pérdida de seres queridos. Es probable que surjan momentos de miedo, tensión, tristeza, ira o incertidumbre de cara a decidir si reunirnos o no con la gente que queremos, especialmente si tenemos personas mayores o con alguna patología que conlleve más riesgo ante una posible exposición al coronavirus.
Es normal que surjan sentimientos de ansiedad ante estas situaciones, precisamente podríamos experimentar estas emociones por nuestro excesivo temor a contagiarnos o contagiar, y aunque está muy bien prevenir, autocuidarnos y cuidar a quienes queremos, también es importante que aprendamos a conocernos y controlar nuestras emociones, para ello es importante aceptar la situación sanitaria actual, intentar buscar otras alternativas en cuanto a actividades navideñas con menos riesgo, y fundamentalmente entender que podemos aprender a estar tranquilos con nosotros mismos y tratar de autoreforzarnos recordando que en experiencias pasadas hemos conseguido controlar la ansiedad, que pese a las dificultades de algunas circunstancias hemos sobrevivido a diversos momentos complicados.