La tristeza es una emoción básica y fundamental del ser humano, es normal que todos experimentemos momentos de tristeza. No sólo es normal, sino que, además, es saludable experimentar esta emoción, ya que nos sirve para continuar evolucionando y desarrollándonos como personas y como integrantes de determinados grupos.
La tristeza es normal y saludable si se produce durante periodos cortos en el tiempo sin pasar a grados más elevados que podrían producir trastornos de depresión, ansiedad, u otros. El sentimiento de la tristeza está relacionado con el bajo estado de ánimo y la frustración por estar lejos de un objetivo que nos habíamos marcado conseguir, o de un estado de bienestar al que nos habíamos acostumbrado.
La tristeza, en un grado saludable, aunque desagradable para quien lo experimenta, nos ayuda a valorar y reconocer el cambio entre la situación previa y la actual. Al valorar lo que teníamos y lo que tenemos podremos notar la ausencia de alguna persona, mascota, lugar, algún objeto, alguna circunstancia, o cualquier cuestión física o emocional, que nos generaba equilibrio, bienestar, tranquilidad, plenitud, salud, estabilidad económica, y/o sentimientos de ser amados y queridos.
Cuando percibimos como positivo el resultado de la valoración de lo que teníamos y ahora no tenemos es cuando sentimos tristeza ya que teníamos con nosotros algo o alguien valorado positivamente, como ser amado, lugar de seguridad, mejores condiciones laborales, buena situación económica, buena salud, entre otras percepciones que suelen ser de pérdida de una persona, un objeto u objetivo valioso.
Es saludable que experimentemos un cierto grado de tristeza ya que eso nos ayuda a valorar positivamente lo que nos aportaba sentimientos de bienestar y equilibrio. De ese modo somos capaces de mantener ciertos niveles de seguridad, niveles de estrés controlados y apoyo social importante para superar los momentos que podrían desestabilizarnos, pero conseguimos mantenernos estables gracias a la estabilidad que nos aportan los apoyos sociales. Precisamente es allí donde mayormente surgen los sentimientos de tristeza, cuando perdemos o tenemos lejos a las personas, objetos u objetivos valiosos.
Durante la Navidad surgen muchos sentimientos, y es debido a que afloran emociones que nos evocan momentos de la infancia, o momentos pasados en los que tuvimos personas, objetos u objetivos valiosos que nos hicieron sentir emociones de bienestar, equilibrio y felicidad. Por ejemplo, es frecuente en algunas regiones o países la tradición de que algún personaje o personajes, visite a los niños para dejarles regalos bajo el árbol de Navidad. Aparte del origen cristiano de la Navidad, esta fiesta ha ido mezclando su carácter religioso con la tradición de convivencia familiar, debido en gran medida a la popularidad de esta celebración y a la mercadotecnia.
Debido a una costumbre repetida de celebrar momentos en familia, con amigos y/o parejas nos hemos acostumbrado a pensar que la navidad, efectivamente, es un periodo familiar propicio para demostraciones de afecto y consolidar el apego con los seres queridos. La mercadotecnia trabaja muy disciplinadamente y con muchos datos estadísticos para conseguir la mejor comercialización de los productos, gracias a estos estudios consiguen influir en la gente y garantizar la imposición de nuevas ideas, la permanencia de esas ideas con el fin de buscar la mayor probabilidad de mantener el comercio actual y el de próximos periodos navideños.
Por tanto, es probable que los sentimientos de tristeza que surgen en las fechas navideñas sean producto de la costumbre generalizada que tenemos de expresar manifestaciones de apego con nuestros seres queridos, objetos u objetivos valiosos, y esforzarnos por consolidar vínculos afectivos con ellos.
Es normal que, en estas fechas navideñas, echemos de menos a nuestros seres queridos, y muchas veces cuando no somos capaces de controlar esa tristeza podemos incurrir en manifestaciones de ira, agresividad, depresiones, ansiedades u otras emociones que si no aprendemos a manejar saludablemente podrían derivar en algún trastorno con un cuadro más difícil de resolver. No es agradable experimentar emociones de tristeza, pero es saludable aprender a lidiar con ella y entender por qué surgen esos sentimientos y tratar de recordar lo beneficioso para nuestra salud mental y no aferrarse a mantener nuestras ideas o sentimientos del pasado, sería interesante aprender que, tal y como fue tan agradable tener aquellos seres queridos, objetos u objetivos valiosos, podría ser gratificante abrirse horizontes y conocer nuevas personas, relaciones, objetos y objetivos.